Ventana Abierta

Una ventana abierta es una posibilidad flotando sutilmente; donde las cortinas son un batir de vientos que salen de las palabras pronunciadas, palabras que son fragilidad de mariposas o aguijones zumbando en la memoria; memoria dañada y escondida tras el temor o la ceguedad de toda un colmena, una jauría, un cardúmen de pequeñas voces frente al muro...



lunes, 9 de noviembre de 2009

ES CIERTO, MUCHOS AÚN NO HABÍAMOS NACIDO




                                                                     A la memoria antojadiza.
                                                   … que nunca fue una buena consejera.


Es cierto, los mítines y las interminables lacrimógenas noches en que nos tocó crecer.
¿Qué olor es ese?
Los ojos cristalinos 
vertiendo el caudal del desesperado ardor.


Hoy, las voces que subestiman la mirada
no callarán el acto de la memoria.
Porque la mano del abuelo se fue tras la cordillera.
Porque los abrazos se conjugaron en papel.
Porque el exilio y el auxilio no se vieron las caras.
Porque mi país tuvo cunas en blanco y negro.
Porque la marraqueta venía por la mitad y entre las piernas.
Porque la vida era agonizar doce veces al año para medio vivir.
Porque educaban las fábricas de pellets
para alimentar a los ratones del tío Sam.
Porque mi vecino respiró una batalla perdida.
Porque no crecimos con las jornadas carnavalescas
ni las multipoblacionales murgas.
Porque los museos, los anfimunicipales
y la gran dama blanca de Santiago
eran para los que “tenían”.


Y ahí la televisión,
las mekano-canciones espaciales
en las tardes de la UCV,
los ochenta velados por pantalla;
la madre cubriendo al niño,
la sal a la mano,
las carreras en la calle
y mas de una década
en que el día fue ajustado en los relojes.


Cruzando la reja unos cazadores de orejas
y en las puertas los padres cuidando la cuadra
mientras se rumoreaban saqueos
y los sueños eran calibrados.


¿Y tú qué sabes?
¿Si ni siquiera habías nacido?





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