Un reloj cae guillotinado.
¡A correr!
De pie junto a la luz del día
Hacia el hambre;
Mordiendo la rabia en la conciencia,
En los pulmones,
el estómago;
Mordiendo la rabia en los bolsillos;
gritando el puñetazo uniformado
en medio del corral.
Pendiendo el alma en una aguja
Con las copas cual edecán maldito
ardiendo en las venas;
Mendigo de labios,
piernas y miel;
Mercenario de la dignidad con la palabra empeñada.
Corazón en venta,
Corazón por la arboleda pedaleando a ningún lugar;
Con la cereza prohibida,
Con los senos de un pecado exquisito que olvidar.
Las cuentas,
Las hambres,
Las sobras,
Las piedras en el pecho,
Las rosas espinadas en los labios;
Los miedos,
Los llantos,
Los odios,
La muerte del mendigo en manos del presidente,
La puta que dispara al amor,
La madre y sus abortos,
El padre y sus incestos,
El silencio.
El hijo masturbando su cerebro,
La hermana y su castidad represora,
La ignorancia.
los cantos, los gritos,
el ritual destemplado del sometimiento;
El plomo,
el acero,
los barrotes,
Los jueces,
la prepotencia,
el terror.
Mis palabras con mordazas,
Mis saludos escupidos,
Mis carreras perdidas.
Todo aquello que es Dios
Si seguimos estando muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario