Ventana Abierta

Una ventana abierta es una posibilidad flotando sutilmente; donde las cortinas son un batir de vientos que salen de las palabras pronunciadas, palabras que son fragilidad de mariposas o aguijones zumbando en la memoria; memoria dañada y escondida tras el temor o la ceguedad de toda un colmena, una jauría, un cardúmen de pequeñas voces frente al muro...



sábado, 17 de julio de 2010




Un hombre hurgando en la tumba donde florece su padre
lleva consigo un niño que riega esa tierra y comenta
que siempre que su padre escarba entre las flores
los huesos cambian de lugar;
¿Talvez olvidaron saludar a los abuelos muertos?
¿Tal vez esos huesitos se aman
y hacen el amor todavía?
Y mueven la tierra,
y se sacuden la memoria muerta de los vivos;
arman planetas y mundos luminosos
para los esqueletos enterrados en lo mas hondo.



Ella le pone pétalos de violetas sobre las cuencas secas,
le besa la boca
y con un puñado de dientes
le regala un jardín para que sueñe.
El le alza los brazos roídos por el olvido
y bajo ellos,
un mar de guijarros forman alitas de fuego,
como besos ardientes para que puedan seguir viviendo.

De los dedos le florecen criaturas,
mas bien hermosos niños
que se convierten en árboles
o ríos claros que forman selvas
para proteger a los huesos mas antiguos,
para respirar el aliento de la tierra,
para volver a escuchar abuelos sentados frente al sol del mundo.

Hay un hombre moviendo la tierra de una tumba
con un niño que le riega la vida
y le ordena los recuerdos,
como mosaicos de huesos donde pueden mirarse a la cara;
ellos no lo saben,
pero están siendo escarbados desde abajo
y comentan que siempre les abren las cortinas del jardín,
y les meten rayos oscuros,
y no los dejan amarse;
los desvelan gusanos que perforan
y deshacen sus huesos a palazos,
con banderitas rotas compradas por el capital.

Ella cubre sus heridas con pétalos de violetas,
con ráfagas de besos de su amado;
arroja puñados de dientes para iluminar el cielo
y abrazarse como a una esperanza,
y mirar desde abajo,
y ver como se han equivocado los vivos;
entonces, piensan,
que no era así como nacían los bosques,
las montañas, el mar;
que los huesos no saben nadar,
que el mar esta rugiendo de rabia y vergüenza.

El teje mantas con enredaderas para cubrir los jardines,
para besar a su amada sin despedirse
y encontrar la ventana,
junto a los nietos que ignoran su pasado.

Ella deja escapar el aire de sus violetas perfumadas
y cubre las cuencas de ambos
con sus huesos mas finos y mas verdaderos,
se envuelven de mantas,
de jardines,
de mosaicos que filtran silbidos sobre la tierra,
que cantan memorias
que no quieren ser olvidadas.
   

                                            

lunes, 12 de julio de 2010



En la negra boca de mis noches,

soñaré que me traga un nuevo día;

y disfrutar seguro en mi estadía

del sabor del cielo sin reproches...