Ventana Abierta

Una ventana abierta es una posibilidad flotando sutilmente; donde las cortinas son un batir de vientos que salen de las palabras pronunciadas, palabras que son fragilidad de mariposas o aguijones zumbando en la memoria; memoria dañada y escondida tras el temor o la ceguedad de toda un colmena, una jauría, un cardúmen de pequeñas voces frente al muro...



domingo, 10 de julio de 2011

COMO EL HALO DEL VINO EN EL VAPOR

Un día me iré a caminar.
Un día saldré haciendo reverencias
a la lluvia que lame sus heridas tras el sol.
Iré por la noche en mitad de ella,
hurgando en los mosaicos al pasar;
un halo de vino en el vapor
me provocará risas en la niebla
que se irá haciendo cosquillas
entre campanitas de agua 
de los collares colgados en la noche
y reirán para mí
al baño de los gorriones que siempre fueron los mismos.
Con un silbido volverá la luz de mis manos
y brillarán pequeños fuegos para los mendigos,
ellos tendrán de sobra motivos para invitarles un trago redentor
en una copa azul como las noches de Vincent. 

Cuando las alas se ramifiquen
en el suave frotar de altamar,
habrá un susurro escondido en la ciudad de la penumbra perfecta;
y con el aliento emanando las pobres vendimias
se pintarán las puntas del agua,
reflejadas en adoquines entregados al asfalto
que nunca sabrán donde voy.

Salir, como un gorrión de Paris,
después de haberla besado tanto,
que su boca será la mía en la lluvia de septiembre;
con un caleidoscopio bajando a las mejillas
cuando deje ondular atrás
el halo del vino en el vapor que secuestré.

Un día me iré a caminar.
Saldré a preguntar a la noche,
dónde es que me encontraría nuevamente,
y con las apuestas ayer perdidas
empañaré las vitrinas del café que nunca me atreví a invadir;
para volver a ser el niño asombrado en el semáforo,
con un violín aprisionado mordiéndome el pantalón.

Mientras el agua peine la memoria
se diluirán los viejos fantasmas de la bruma
que siempre encontró mi rastro
de escarcha roja bajo el antiguo cielo.
Los eruditos alarmados, dirán,
que de los árboles deberán seguir bajando los tontos
a ordenar los flujos de la lluvia en los bares,
pues creo que mañana
la noche aún será perfecta.


sábado, 17 de julio de 2010




Un hombre hurgando en la tumba donde florece su padre
lleva consigo un niño que riega esa tierra y comenta
que siempre que su padre escarba entre las flores
los huesos cambian de lugar;
¿Talvez olvidaron saludar a los abuelos muertos?
¿Tal vez esos huesitos se aman
y hacen el amor todavía?
Y mueven la tierra,
y se sacuden la memoria muerta de los vivos;
arman planetas y mundos luminosos
para los esqueletos enterrados en lo mas hondo.



Ella le pone pétalos de violetas sobre las cuencas secas,
le besa la boca
y con un puñado de dientes
le regala un jardín para que sueñe.
El le alza los brazos roídos por el olvido
y bajo ellos,
un mar de guijarros forman alitas de fuego,
como besos ardientes para que puedan seguir viviendo.

De los dedos le florecen criaturas,
mas bien hermosos niños
que se convierten en árboles
o ríos claros que forman selvas
para proteger a los huesos mas antiguos,
para respirar el aliento de la tierra,
para volver a escuchar abuelos sentados frente al sol del mundo.

Hay un hombre moviendo la tierra de una tumba
con un niño que le riega la vida
y le ordena los recuerdos,
como mosaicos de huesos donde pueden mirarse a la cara;
ellos no lo saben,
pero están siendo escarbados desde abajo
y comentan que siempre les abren las cortinas del jardín,
y les meten rayos oscuros,
y no los dejan amarse;
los desvelan gusanos que perforan
y deshacen sus huesos a palazos,
con banderitas rotas compradas por el capital.

Ella cubre sus heridas con pétalos de violetas,
con ráfagas de besos de su amado;
arroja puñados de dientes para iluminar el cielo
y abrazarse como a una esperanza,
y mirar desde abajo,
y ver como se han equivocado los vivos;
entonces, piensan,
que no era así como nacían los bosques,
las montañas, el mar;
que los huesos no saben nadar,
que el mar esta rugiendo de rabia y vergüenza.

El teje mantas con enredaderas para cubrir los jardines,
para besar a su amada sin despedirse
y encontrar la ventana,
junto a los nietos que ignoran su pasado.

Ella deja escapar el aire de sus violetas perfumadas
y cubre las cuencas de ambos
con sus huesos mas finos y mas verdaderos,
se envuelven de mantas,
de jardines,
de mosaicos que filtran silbidos sobre la tierra,
que cantan memorias
que no quieren ser olvidadas.
   

                                            

lunes, 12 de julio de 2010



En la negra boca de mis noches,

soñaré que me traga un nuevo día;

y disfrutar seguro en mi estadía

del sabor del cielo sin reproches...



lunes, 14 de junio de 2010

MARIPOSA NOCTURNA


Intentaré no tocarte las alas,
Probaré con un suave soplido antes de dormir;
Para que regreses a la luz
Como un recuerdo desde algún río
Cubriendo todo con aire de escarchas,
Que suelen ser más que un leve murmullo al oído,
Como un secreto solo para mí
Que plateará mis sueños en silencio.

Intentaré no tocarte las alas;
La libertad antes que la muerte,
Como un suspiro te condena a los cielos
Y ébriamente vagaste hacia los faros perdidos de mi vida;
¿Qué noche te fuiste quedando
Y que naciendo moriste en mi?

Intentaré no rozarte las alas,                                
De tu sencilla desnudez nació este amor,
Ese vestir y desvestir tu existencia.
La presunción como un sollozo 

agitando la belleza
Que antes de ser princesa 

elegiste ser única.

Así te quisiera para mí
Al despedir mi último suspiro de este sueño
Con tus secretos plateando los muros
Donde grabadas dormirán las voces
De tu forma despreciada 

Hechas un epígrafe con besos de fantasía
Para soñar algún verso que te traiga de regreso a mi ventana.

Intentaré no tocarte las alas
Solo te admiraré un segundo más;
Nada hay que ya no sepa de ti,
Nada hay que yo te pueda dar;
Susurra un hasta pronto y perdámonos de la noche,
Tú irás a tus luces y faroles perdidos
Dulce mariposa nocturna;
Yo caminaré a mi cuarto
Y apagaré la luz. 




                                                                                                                               Luis R. Lazcano

sábado, 5 de junio de 2010

Retazos de Kintero...



Un atardecer cualquiera/
Donde el mar daba lo mismo/
Donde todo era un abismo/
Donde recordé quien era...



miércoles, 26 de mayo de 2010



"EL CLORO" - Breve crónica de un personaje raro.

Extraño personaje, por decir lo menos, el seudónimo no se claramente de donde proviene, pero creo con mucha gracia y dado a su extraña personalidad, que debe ser por lo tóxico. El nombre, edad o dirección de su domicilio es una incógnita para muchos.
En otrora fue un apasionado predicador independiente que solía hostigar a los visitantes del Parque La Bandera, en la comuna de San Ramón.
Son recordadas las eternas prédicas que vociferaba a los pecadores, que por supuesto, se irían al infierno; con su característico bailecito en vaivén y los brazos cruzados a su espalda o de modo mas informal, en los bolsillos. De sospechosa pureza cristiana, más de alguna vez se le vio coqueteando a alguna escolar que hacía la cimarra; solía canjear prédicas por frutas o monedas en las ferias libres y con mucha simpatía respondía: Que Dios le bendiga hermano... ó Gracias al Todopoderoso.
Frecuentemente, le correteaban e instigaban a callarse entre insultos y risotadas; por lo que con el paso de los años se hizo conocido en un gran sector de la Población La Bandera como El Cloro.
Hoy, más terrenal que antes; no predica, pero a cambio se dedica a seducir con sus pasos de baile y enérgicos saltos y piruetas, tarareando cumbias entremezcladas y sonriendo a toda chiquilla que se le quede mirando.
Todavía queda algo del vaivén en sus movimientos y una personalidad que raya en la locura o la picardía de un ladino. Se le puede encontrar a diario en el mismo parque y con la misma prestancia a ser escuchado, aunque saca más de una carcajada mientras realiza su nueva rutina, el baile.